lunes, 10 de noviembre de 2008

Policrítica en la hora de los chacales (parte 1)

Por Julio Cortázar
Revista Casa de las Américas, n º 67, julio-agosto de 1971, La Habana


Explicación del título: hablando de los complejos problemas cubanos, una amiga francesa mezcló los términos crítica y política, inventando la palabra policritique. Al escucharla pensé (también en francés) que entre poli y tique se situaba la sílaba cri, es decir grito. Grito político, crítica política en la que el grito está ahí como un pulmón que respira; así he entendido siempre, así la seguiré sintiendo y diciendo. Hoy hay que gritar una política crítica, hay que criticar gritando cada vez que se lo cree justo: sólo así podremos acabar un día con los chacales y las hienas.


¿De qué sirve escribir la buena prosa?
¿De qué vale que exponga razones y argumentos?
Si los chacales velan, la manada se tira contra el verbo,
Lo mutilan, le sacan lo que quieren, dejan de lado el resto,
Vuelven lo blanco negro, el signo más se cambia en signo menos,
Los chacales son sabios en los télex, son las tijeras de la infamia y del malentendido,
Manada universal, blancos, negros, albinos, lacayos si no firman y todavía más chacales cuando firman.
De qué sirve escribir midiendo cada frase,
De qué sirve pesar cada acción, cada gesto que expliquen la Conducta
Si al otro día los periódicos, los consejeros, las agencias, los policías disfrazados,
Los asesores del gorila, los abogados de los trusts
Se encargarán de la versión más adecuada para consumo de inocentes o de crápulas,
fabricarán una vez más la mentira que corre, la duda que se instala, y tanta buena gente en tanto pueblo y tanto campo de tanta tierra nuestra que abre su diario y busca su verdad y se encuentra con la mentira maquillada, los bocados a punto, y va tragando baba prefabricada, mierda en pulcras columnas.

Y hay quien cree y hay quien olvida el resto, tantos años de amor y de combate, porque así es, compadre, los chacales lo saben: la memoria es falible y como en los contratos, como en los testamentos, el diario de hoy con sus noticias invalida todo lo precedente, hunde el pasado en la basura de un presente traficado y mentido.

Entonces no, mejor ser lo que se es,
Decir eso que quema la lengua y el estómago, siempre habrá quien entienda este lenguaje que del fondo viene

Como del fondo brotan el semen, la leche, las espigas. Y el que espera otra cosa, la defensa o la fina explicación, la reincidencia o el escape, nada más fácil que comprar el diario Made in USA
Y leer los comentarios a este texto, las versiones de Reuter o de la UPI
Donde los chacales sabihondos le darán la versión satisfactoria, donde editorialistas mexicanos o brasileños o argentinos, traducirán para él, con tanta generosidad, las instrucciones del chacal con sede en Washintong,
Las pondrán en correcto castellano, mezcladas con saliva nacional, con mierda autóctona, fácil de tragar.


No me excuso de nada, y sobre todo no excuso este lenguaje,
Es la hora del Chacal, de los chacales y de sus obedientes:
Los mando a todos a la reputa madre que los parió,
Y digo lo que vivo y lo que siento y lo que sufro y lo que Espero.

Diariamente, en mi mesa, los recortes de prensa: París, Londres, Nueva York, Buenos Aires, México City, Río. Diariamente (en poco tiempo, apenas dos semanas) la máquina montada, la operación cumplida, los liberales encantados, los revolucionarios confundidos, la violación con letra impresa, los comentarios compungidos, alianza de chacales y de puros, la manada feliz, todo va bien.
Me cuesta emplear esta primera persona del singular, y más me Cuesta Decir: esto es así, o esto es mentira. Todo escritor, Narciso, se masturba defendiendo su nombre, el Occidente lo ha llenado de orgullo solitario.


¿Quién soy yo Frente a los pueblos que luchan por la sal y la vida, con qué derecho he de llenar más páginas con negociaciones y Opiniones personales?
Si hablo de mí es que acaso, compañero, allí donde te encuentran estas líneas, me ayudarás, te ayudaré a matar a los chacales,
Veremos más preciso el horizonte, más verde el mar y más seguro el hombre.
Les hablo a todos mis hermanos, pero miro hacia Cuba,
No sé de otra manera mejor para abarcar la América Latina.
Comprendo a Cuba como sólo se comprende al ser amado, los gestos, las distancias y tantas diferencias, las cóleras, los gritos: por encima está el sol, la libertad.

Y todo empieza por lo opuesto, por un poeta encarcelado,
Por la necesidad de comprender por qué, de preguntar y de Esperar,
Qué sabemos aquí de lo qué pasa, tantos que somos Cuba,
Tantos que diariamente resistimos el aluvión y el vómito de las buenas conciencias,
De los desencantados, de los que ven cambiar ese modelo
Que imaginaron por su cuenta y en sus casas, para dormir tranquilos
Sin hacer nada, sin mirar de cerca, la luna de miel barata con su isla paraíso
Lo bastante lejana para ser de verdad paraíso
Y que de golpe encuentran que su cielito lindo les cae en la Cabeza.
Tienes razón Fidel: sólo en la brega hay derecho al Descontento, sólo de adentro ha de salir la crítica, la búsqueda de fórmulas mejores,
Sí, pero de adentro es tan afuera a veces,


Y si hoy me aparto para siempre del liberal a la violeta, de los que firman los virtuosos textos por-que-Cu-ba-no-es-eso-que-e-xi-gen-sus-es-que-mas-de-bu-fe-te,
no me creo excepción, soy como ellos, qué habré hecho por Cuba más allá del amor,
Qué habré dado por Cuba más allá de un deseo, una esperanza.
Pero me aparto ahora de su mundo ideal, de sus esquemas,

Precisamente ahora cuando se me pone en la puerta de lo que amo, se me prohibe defenderlo,
Es ahora que ejerzo mi derecho a elegir, a estar una vez más y más que nunca, con tu Revolución, mi Cuba, a mi manera. Y mi manera torpe, a manotazos, es ésta, es repetir lo que me gusta o no me gusta, aceptando el reproche de hablar desde tan lejos
Y a la vez insistiendo (cuántas veces lo habré hecho para el Viento) en que soy lo que soy, y no soy nada, y esa nada es mi tierra Americana,
Y como pueda y donde este signo siendo tierra, y por sus Hombres, escribo cada letra de mis libros y vivo cada día de mi vida.

(sigue en el siguiente post)

Julio Cortázar
Revista Casa de las Américas, n º 67, julio-agosto de 1971, La Habana


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