domingo, 31 de mayo de 2009

viernes, 29 de mayo de 2009

Piropos

Hace algunos días, alguien pasó por mi Blog (el que administro al menos) y dejó el siguiente comentario:


"Zimbon
está muy chevere tu blog...

segui posteando..."


Que bueno que te digan que algo está chevere! Gracias Fer.
Creo que fue uno de los mejores elogios que recibió este rincón.

Los argentinos deberíamos homenajear a nuestros hermanos latinoamericanos (sobre todo a los centroamericanos, no?) e incorporar ese adjetivo a nuestra larga lista.

Dónde se puede pedir eso?

Kristinaaaaaaaaaaa!!!

miércoles, 27 de mayo de 2009

Desequilibrios

Te enterás el miércoles al mediodía que tu viejo está mas jodido de lo que en un principio parecía y organizás un viaje a las apuradas aprovechando el finde largo. Aunque "si no había feriado, te ibas igual".

Tu hermana tenía planeado con anticipación viajar ese jueves por la noche. Decidís ir con ella, sabés que es un viaje de esos que "mejor hacerlo acompañado". En tan solo unas horas organizás las faltas en el trabajo , postergás un parcial en la facultad y algunos detalles mas.
A pesar de todo, las cosas se dan bastante bien. Pero, cuidado, hay días que vienen complicados.

Una hora antes de salir, te enterás en una conversación casual que tu hermana viaja 22.10 y tu pasaje es para las 22.00. Misma empresa, mismo destino, pero diez minutos de diferencia que muchas veces no significan nada y ahora si. Pero bueno, "tampoco es tan grave", y seguís.

Igual salen juntos hacia la Terminal en un micro que va a tardar en llegar, y por el cual te arrepentís de no haber ido en taxi. A pocas cuadras, todavía en el cole, te enterás por radio que Boca perdió y quedó eliminado de la Copa Libertadores. "Bue, que importa esto comparado con..." Pero si, importa. Y lo sabés. Sabés que en un día normal, esto te provocaría mucha bronca, algunos dolores de cabeza y varias discusiones posteriores en el trabajo, con los amigos y hasta en el almacén del barrio. Pero este no es un día normal, menos mal.

Llegás jugadísimo a la Terminal, y todavía tenés que pasar a retirar el pasaje. Vas a las corridas a la boletería mientras tu hermana te despacha el bolso. Cuando te acercás al micro para subirte notas que ya no tenés la campera que llevabas colgada del bolsito. Si, esa la verdecita, la linda, la que hinchaste no se cuantos meses para comprarte...
Obvio que tu hermana no la tiene, si nunca se la diste. Volvés tras tus pasos buscando a "alguien" esperándote para devolvértela. Pero no, a pesar de ser una noche calurosa, se ve que algún precavido la encontró y se la quedó por si refrescaba. Volvés entregado, el chofer te mira con cara de "¿Vas a subir o seguís recorriendo la Terminal?". Tiene razón, ya son 22.03, pero te cuesta resignarte.

Subís, buscás tu lugar, y apoyas al fin la cabeza en el asiento. Fue un día largo y te esperan días raros, pero ya está. Prendés el mp4, y entre Calamaro, Silvio e Ismael intentan relajarte. Les va saliendo bastante bien.
Pero a la hora y media de viaje, el micro reduce su velocidad, se detiene, se escucha que regulan el motor hasta que finalmente para por completo. No es una ciudad, no hay Terminal, no hay congestionamiento, no tendría que parar ahí. Salvo que... el colectivo se rompa! Y tengan que esperar que venga otro a reemplazarlo.
Y así, en una noche en la que solo querías dormir y que se pase rápido, te encontrás en el medio de la nada junto a cuarenta desconocidos, con dos horas libres para meditar sobre el sentido del Universo y demás interrogantes cotidianos. Milagrosamente, te lo tomás con mucha calma y buen humor. Pasado un largo rato, llega el micro de reemplazo y todo vuelve a la "normalidad".

El horario de llegada a tu ciudad era a las 7 am, llegás a las 9. Y en un estado de sonambulismo total, tu única preocupación es que el taxi se apure para cumplir con la promesa que le hiciste a tu sobrina mayor: estar 8.30 en el Colegio donde actúa por última vez en la primaria en un acto por el 25 de mayo. Apurando al taxista, llegás unos minutos tarde, justo cuando está terminando de bailar; aunque permanece en el escenario mientras trancurre el resto del acto y podés verla.
Pero cuando termina le mirás la carita, y Trini está tan feliz de verte ahí que no importa si llegaste unos minutos tarde. Y vos también estás feliz de estar ahí; su sonrisa y sus abrazos pagan todas las complicaciones del viaje.

Pero si con eso no alcanzaba, cuando los chicos vuelven al aula (porque ahora tienen el acto y después siguen con las clases, ¡Que asco! antes era al revés) te vas a lo de tu hermana a despertar a la sobri mas enana, Mili de 2 años, y los dos medio dormidos, se tiran en la cama a jugar, comerse a besos, reirse, quererse, escuchar las nuevas monerías y todas esas cosas que hacen tan bien.

Está claro que muchas de las malas permanecen ahí, no se solucionan ni desaparecen por la presencia de un par de sobrinas hermosas. Pero al menos, las cosas encuentran un "equilibrio" que necesitabas. Ahora si ya estás mucho mejor preparado para encarar el fin de semana.

jueves, 21 de mayo de 2009

Descanso

Por distintas razones, este blog y su administrador (porque ya me enseñaron por ahí que el blog no es nuestro, sino que solo lo administramos), se van a tomar el finde largo revolucionario, y ya que estamos, unos días mas de "descanso".
Así que nos reencontramos la próxima semana, seguramente.
Vuelvan que yo vuelvo...
Y pasen muy lindos días!

lunes, 18 de mayo de 2009

Comunicate querido

Es un gran prejuicio, lo admito. Pero los "calladitos" me generan un temor y una desconfianza como pocas otras cosas logran hacerlo. Es muy complicado compartir charlas, cenas o reuniones con esas personas que permanecen todo el tiempo en un estado absoluto de "timidez sospechosa", "falsa erudición" o "reflexión perpetua". No les creo! Lo intento, creanmé, pero no puedo...

Y no me vengan con que están escuchando o esperan su turno para opinar, porque no es así; cuando tienen la oportunidad, no emiten mas que monosílabos o breves respuestas carentes de compromiso. Y eso no es creíble. Nadie piensa en monosílabos!
Por lo tanto, yo siento que reprimen o callan todo lo que piensan. Y eso me resulta peligroso...

Mi comparación ideal es con un gato. ¿Vieron que los gatos siempre te miran igual? No sabés si están súper felices por la comida que acabas de darle o están por saltarte a la yugular. Estas personas, los "calladitos por elección", son como esos gatos que nunca muestran su jugada, que siempre permanecen en posición de obediencia y decoro.
Y por mas que lo intente, me cuesta mucho soportar esas características en una persona, no me sale, me genera demasiada incomodidad.

Ojo, esto no se trata de simple intolerancia, es mucho mas, es una cuestión de piel. Yo les doy la oportunidad de ganarse la confianza, pero ellos insisten en esa postura de "mechupaunhuevoloquepienses,yonovoyaopinar". Son gente complicada, de verdad.
Y contra eso, no se puede hacer nada...


Acá van a encontrar una idea bastante similar, pero mejor escrita y quizás un poco mas trabajada y teorizada, según Malena.

domingo, 17 de mayo de 2009

Currículum

El cuento es muy sencillo
usted nace
contempla atribulado
el rojo azul del cielo
el pájaro que emigra
el torpe escarabajo
que su zapato aplastará
valiente.

usted sufre
reclama por comida
y por costumbre
por obligación
llora limpio de culpas
extenuado
hasta que el sueño lo descalifica.

usted ama
se transfigura y ama
por una eternidad tan provisoria
que hasta el orgullo se le vuelve tierno
y el corazón profético
se convierte en escombros.

usted aprende
y usa lo aprendido
para volverse lentamente sabio
para saber que al fin el mundo es esto
en su mejor momento una nostalgia
en su peor momento un desamparo
y siempre siempre
un lío.

entonces
usted muere.



Mario Benedetti

Gracias Maestro!


Las palabras hoy sobran. Además, estroperían tanta poesía que nos dejás.
Hasta luego, hasta cada poema en el que nos reencontremos...

miércoles, 13 de mayo de 2009

Lo de mas y lo de menos

Para certificar estos días de reconciliación absoluta con ese ladrón de nombre que es Silvio Rodríguez, y confirmar definitivamente que este blog (al igual que su propietario) también tiene sus días cursis, esta canción que re-descubrí hace un par de noches, y ya se mudó a Favoritos en la banda sonora de mi vida...

Para vos, por donde sea que andes, detenete un ratito y disfrutalo!




"Lo de menos son todos los secretos
que intuyo, huelo, toco
y siempre te respeto.
Lo de menos es que jamás me sobres,
que tu amor me enriquezca
haciéndome más pobre.
Lo de menos es que tus sentimientos
no marchen en horario
con mi renacimiento.
Lo de menos es larga soledad,
lo de menos es cuánto corazón.

Lo que menos importa es mi razón
lo de menos incluso es tu jamás,
mientras cante mi amor
intentando atrapar
las palabras que digan
las palabras que digan
las palabras que digan
...lo de más.

martes, 12 de mayo de 2009

Crónica de Chiapas, por Eduardo Galeano

Lluvia

"Está lloviendo ayer", me dice un lugareño, a la salida de la ciudad de San Cristóbal de Las Casas. Ayer fue el día de San Cristobalito, que siempre viene con lluvia y esta vez vino seco, y por eso es de ayer esta lluvia de hoy.

En el camino hacia la comunidad de Oventic, bajo la lluvia, la frase me zumba en la cabeza. En Chiapas está lloviendo ayer, pero no sólo porque San Cristobalito se había olvidado de mojarnos.

Nos han abierto su casa los olvidados de la tierra. Tenían que ser los más generosos, estos que son los más pobres entre los pobres de toda pobrecía. En las comunidades zapatistas de la selva Lacandona y de los altos de Chiapas, nos hemos juntado los venidos de más de cuarenta países.

-Vengan a ofrecer su palabra -invitaron los dueños de casa.

A machete limpio, ellos han levantado pirámides de troncos, para darnos cobijo ante la lluvia incesante. Amuchados en el barro, entre perros flacos y niños descalzos, compartimos ideas, dudas, proyectos, delirios. Durante toda una semana, chapoteamos juntos cinco mil mujeres y hombres que nos negamos a creer que la ley del mercado es la ley de la naturaleza humana, desde el Superbarrio mexicano hasta las madres angustiadas de Plaza de Mayo, pasando por los campesinos sin tierra del Brasil y las feministas, los homosexuales y los sindicalistas y los ecologistas de todas partes.

Nuestros anfitriones andan enmascarados:

-Detrás de estos pasamontañas -nos dicen- estamos ustedes.


Niebla


La niebla es el pasamontañas que usa la selva. Así ella oculta a sus hijos perseguidos. De la niebla salen, a la niebla vuelven: la gente de aquí viste ropas majestuosas, camina flotando, calla o habla de callada manera. Estos príncipes, condenados a la servidumbre, fueron los primeros y son los últimos. Les han arrancado la tierra, les han negado la palabra, les han prohibido la memoria. Pero ellos han sabido refugiarse en la niebla, en el misterio, y de allí han salido, enmascarados, para desenmascarar al poder que los humilla.

Los mayas, hijos de los días, están hechos de tiempo:

-En el suelo del tiempo -dice Marcos- escribimos los garabatos que llamamos historia.

Marcos, el portavoz, llegó de afuera. Les habló, no le entendieron. Entonces se metió en la niebla, aprendió a escuchar y fue capaz de hablar. Ahora habla desde ellos, es voz de voces.


Aviones

De vez en cuando, algún avión o helicóptero sobrevuela las cinco distantes comunidades donde está ocurriendo la multitudinaria reunión internacional que han convocado los zapatistas. Son los militares, que avisan a los indios:

-Ellos se irán, nosotros quedamos.

Ya ocurrió en Guadalupe Tepeyac. Esa comunidad, ahora es cuartel. Allí se hizo la primera concentración de solidaridad con los zapatistas. Miles de gentes llegaron. Cuando se fueron, el ejército invadió. En febrero del año pasado, el ejército usurpó la tierra, las casas y las cosas, expulsó a los indígenas y se quedó con todo lo que ellos habían creado, abriendo selva, en medio siglo de trabajo. Pero desde entonces el zapatismo ha crecido mucho. Cuanto más fuerte resuena su voz en el mundo, menos impunidad tiene el poder.

-No podemos salvarnos solos

-dicen los zapatistas, y dicen:

-Nadie puede.


Exorcismo


Cuando una comunidad se portaba mal, y se negaban sus hombres a ser esclavos de las haciendas, la tropa se los llevaba -y nunca más-. Hartos de morir por bala o hambre, los indígenas se armaron. Con más palos que fusiles, pero se armaron.

Como en Guatemala, la tierra vecina donde viven otros mayas, no fue la guerrilla la que provocó la represión. Más bien fue la represión la que hizo inevitable a la guerrilla. De los delegados de las comunidades que acudieron al Primer Congreso Indígena de Chiapas, en 1975, pocos sobrevivieron. En el Quiché, en Guatemala, entre 1976 y 1978, el gobierno asesinó a 168 líderes de las cooperativas que habían florecido en la región. Cuatro años después, invocando a la guerrilla como coartada, el ejército guatemalteco redujo a cenizas a cuatrocientas cuarenta comunidades indígenas.

A uno y otro lado de la frontera, las víctimas son indígenas, y los soldados también. Estos indios usados contra los indios, están al mando de oficiales mestizos, que en cada crimen realizan una feroz ceremonia de exorcismo contra la mitad de su sangre.

Cuando el año 94 olía a bebé recién nacido, los zapatistas aguaron la fiesta del gobierno mexicano, que estaba loco de contento declarando la libertad del dinero. Por las bocas de sus fusiles resonaron las voces de los jamás escuchados, que así se hicieron oír.

Pero los fusiles zapatistas quieren ser inútiles. Este no es un movimiento enamorado de la muerte, no siente el menor placer en disparar tiros y ni siquiera consignas, y tampoco se propone tomar el poder. Viene de lo más lejos del tiempo y de lo más hondo de la tierra: tiene mucho que denunciar, pero también tiene mucho que celebrar. Al fin y al cabo, cinco siglos de horror no han sido capaces de exterminar a las comunidades, ni a su milenaria manera de trabajar y vivir en solidaridad humana y en comunión con la naturaleza.

Los zapatistas quieren cumplir en paz su tarea, que en resumidas cuentas consiste en ayudar a que despierten los músculos secretos de la dignidad humana. Contra el horror, el humor: hay que reír mucho para hacer un mundo nuevo, dice Marcos, porque si no, el mundo nuevo nos va a salir cuadrado, y no va a girar.


Lluvia


Chiapas quiere ser un centro de resistencia contra la infamia y la estupidez, y en eso está. Y en eso estamos, o quisiéramos estar, los que nos hemos enredado en las discusiones de estos días. Aquí, en esta comunidad llamada La Realidad, donde falta todo menos las ganas, cae la lluvia a todo dar. El estrépito de la lluvia no deja oír las voces, que a veces son ponencias de plomo o discursos de nunca acabar, pero mal que bien nos vamos entendiendo en la tronadera, porque bien valen la pena la voluntad de justicia y la luminosa diversidad del mundo. Y mientras tanto, como diría aquel lugareño de San Cristóbal que quizá se llama Julio, está lloviendo mañana la lluvia que llueve y llueve y llueve.

lunes, 11 de mayo de 2009

Carta del Subcomandante Marcos a Eduardo Galeano

Ejército Zapatista de Liberación Nacional
México, 2 de mayo de 1995

Señor Galeano:

Le escribo porque... porque me dieron ganas de escribirle. Porque ya pasó el día del niño acá en México y se me ocurre que a usted le puedo platicar lo que acá pasa, en un día del niño, en medio de una guerra sorda. Le escribo porque no tengo ninguna razón para hacerlo y, entonces, puedo así contarle lo que pasa o lo que me viene a la cabeza, sin la preocupación de que no se me vaya a olvidar el motivo de la carta. Porque sí, pues.

También porque perdí el libro que me regaló y porque ese ratón cambista que suele ser el destino (?) ha repuesto el libro perdido con otro libro. Y porque se me ha quedado bailando en la cabeza una parte de su libro "Las palabras Andantes".

Porque dice así:

"¿Sabe callar la palabra cuando ya no se encuentra con el momento que la necesita ni con el lugar que la quiere?. Y la boca, ¿sabe morir?".
Ventana sobre la palabra (VIII), p.262.

Y entonces yo me he recostado para pensar y fumar. Es de madrugada y como almohada tengo un fusil (bueno, en realidad no es un fusil, es una carabina que fue de un policía hasta enero de 1994. Antes servía para matar indígenas, ahora sirve para que no los maten). Con las botas puestas y la pistola recostada a un lado, cerca de la mano, pienso y fumo. Afuera, alrededor de humo y pensamientos, mayo se engaña a sí mismo fingiendo que es junio y hay ahora una tormenta de lluvia, rayos y truenos que logró lo que parecía imposible: callar a los grillos.

Pero yo no estoy pensando en la lluvia, no estoy tratando de adivinar cuál de los relámpagos que está por rasguñar la tela de la noche será el de la muerte, ni siquiera me preocupa que el techito de nylon que cubre mi estancia es demasiado pequeño y se moja la orilla del camastro (¡Ah! Porque resulta que me hice una camita de ramas y horcones, amarrados con bejucos. Lo hice porque la uso de escritorio, bodega y, a veces, para dormir. En la hamaca no me acomodo o me acomodo demasiado, me quedo muy dormido y el sueño profundo es un lujo que, acá, se puede pagar muy caro. En la cama de varillas de palo se está lo suficientemente incómodo como para que el sueño sea apenas un pestañazo).

No, no me preocupan ni la noche, ni la lluvia, ni los truenos. Me preocupa eso de "¿Sabe callar la palabra cuando ya no se encuentra con el momento que la necesita ni con el lugar que la quiere?. Y la boca, ¿sabe morir?". El libro me lo mandó la Ana María, una indígena tzotzil que tiene el grado de mayor de infantería en nuestro ejército. Alguien se lo mandó a ella y ella me lo mandó a mí, sin saber que yo perdí un su libro de usted y este libro repone el libro perdido, que no es lo mismo pero tampoco es igual. El libro está lleno de dibujitos en tinta negra y yo creo que así deben ser los libros y las palabras: dibujitos que salen de la cabeza o la boca o las manos y que van y se ponen a bailar en el papel, cada vez que el libro se abre, y en el corazón cada que el libro se lee. El libro es el regalo más grande que el hombre se ha dado a sí mismo. Pero volvamos a su libro de usted que yo tengo ahora. Lo leí con un cabito de vela que cargaba en la mochila.

El último tramo de pabilo se fue con esa página 262 (¡capicúa!, ¿no? ¿una señal?). Y entonces me recordé la frase aquella de Perón que me mandó y luego mi torpe respuesta y, más después, el libro que me envió. Y aquí la pena de contarle que el libro lo dejé botado en la "graciosa huida" de febrero. Y entonces me llegan este libro y las letras sobre el saber callar. Y yo ya llevo varias noches dándole vueltas al asunto, aun antes de que me llegara el libro. Y me pregunto si no llegó la hora de callar, si no será que ya se pasó el momento y ya no es el lugar, si no es la hora de morir la boca...

Y le escribo esto en una madrugada de mayo, pasado ya el 30 de abril de 1995, que es el día del niño acá en México. Nosotros los niños mexicanos celebramos ese día, las más de las veces, a pesar de los adultos.

Por ejemplo, gracias al supremo gobierno, hoy muchos niños indígenas mexicanos celebran su día en la montaña, lejos de sus casa, en malas condiciones de higiene, sin fiesta y con la pobreza más grande: la de no tener un lugar donde recostar el hambre y la esperanza.

El supremo gobierno dice que no ha expulsado a estos niños de sus hogares, sólo ha metido a miles de soldados en sus terrenos. Con los soldados llegaron el trago, la prostitución, el robo, las torturas, los hostigamientos. Dice el supremo gobierno que los soldados vienen a "defender la soberanía nacional".

Los soldados del gobierno "defienden" a México de los mexicanos. Estos niños no han sido expulsados, dice el gobierno, y no tienen por qué sentirse espantados de tantos tanques de guerra, cañones, helicópteros, aviones y miles de soldados.

Tampoco tienen por qué asustarse, aunque esos soldados traigan órdenes de detener y matar a los papás de estos niños. No, estos niños no han sido expulsados de sus casas. Comparten el piso irregular de la montaña por el gusto de estar cerca de sus raíces, comparten la sarna y la desnutrición por el simple placer de rascarse y por lucir una figura esbelta.



Los hijos de los dueños del gobierno pasan su día en fiestas y regalos.

Los hijos de los zapatistas, dueños de nada como no sea su dignidad, pasan su día jugando a que son soldados que recuperan las tierras que les quitó el gobierno, juegan a que siembran la milpa, a que van por leña, a que se enferman y nadie los cura, a que tienen hambre y, en lugar de comida, se llenan la boca de canciones.

Por ejemplo, esa canción, que les gusta cantar en la noche, cuando más cerradas son la lluvia y la niebla, y que dice, más o menos así:

"Ya se mira el horizonte,
combatiente zapatista,
el camino marcará
a los que vienen atrás"

Y, por ejemplo, en el horizonte aparece, marcando el paso, el Heriberto. Y atrás del Heriberto, por ejemplo, va el hijito del Oscar que lo llaman Osmar.

Y van, los dos, armados de sus dos varitas que pasaron a llevar de un acahual cercano ("No son varitas", dice el Heriberto y asegura que se trata de poderosas armas que son capaces de destruir un nido de hormigas arrieras que está cerca del arroyo y que le picaron al Heriberto y hubo de tomar represalias).

Avanzan el Heriberto y el Osmar en columna. Y por el frente opuesto avanza la Eva, armada de un palo que tiene la ventaja de convertirse en muñeca cuando el ambiente es menos bélico.

Y detrás de la Eva viene la Chelita, que levanta sus casi dos años apenas unos centímetros del suelo y que tiene unos ojos de venado lampareado que ya desvelarán, alguna noche, al tal Heriberto o al que se deje herir por destello tan moreno. Y atrás de la Chelita va un chuchito (perrito) que de puro flaco parece una marimba diminuta.

Y a mí todo esto me lo están contando, pero como si lo estuviera viendo al Wellington frente a Napoleón en esa película que se llamó "Waterloo" y, creo, salía el Orson Wells y al Napoleón lo derrotaban por culpa de un dolor de panza.

Pero aquí no hay Orson que valga, ni flanqueos de infantería, ni apoyo de artillería, ni defensa en cuadro contra las cargas de los de a caballo, porque tanto el Heriberto como la Eva han decidido optar por el ataque frontal y sin escaramuzas ni tanteos previos.

Yo estoy a punto de opinar que eso parece batalla de sexos, pero ya se está lanzando el Heriberto sobre la Chelita, evitando la carga directa de la Eva que se ve, de pronto, frente a un Osmar que no la espera cara a cara,, ni de pie sino que está de lado y en cuclillas porque ahí no más le dieron ganas de cagar y la Eva proclama que el Osmar se cagó de miedo y el Osmar no dice nada porque ahora quiere montar el chuchito se le acercó a oler, y en el entretanto la Chelita se puso a llorar cuando vio venir al Heriberto y el Heriberto ahora no sabe qué hacer para que se calle la Chelita y le ofrece una piedrita de regalo ("Acaso es piedrita", dice el Heriberto que asegura que se trata de oro puro) y la Chelita nada que para su chilladera y yo estoy pensando que hasta que le dieron una sopa de su propio chocolate al Heriberto cuando llega la Eva, en maniobra que llaman de "voltear la posición enemiga", y le cae el Heriberto por la espalda (cuando Heriberto ya le está ofreciendo su arma antihormiga-arriera a la Chelita, la cual está considerando la oferta, entre chillido y chillido), y entonces, ¡pácatelas!, la muñeca-arma de la Eva llega en su cabeza del Heriberto y empieza la chilladera, (estereofónica, porque la Chelita se siente estimulada por los gritos del Heriberto y no se quiere quedar atrás), y hay sangre y ya viene la mamá de no sé quien, pero trae un cinturón en la mano y los dos ejércitos se desbandan y el campo de batalla queda desierto y en la enfermería declaran que el Heriberto tiene un chipote del tamaño de su nariz y que, como la Eva está intacta, ganaron la mujeres en esta batalla.

El Heriberto se queja de arbitraje parcial y prepara el contra-ataque pero no será hasta mañana porque ahorita hay que comer los frijoles que no llenan ni el plato ni la panza...

Y así pasaron el día del niño, dicen, los niños de un poblado que se llama Guadalupe Tepeyac. En la montaña lo pasaron, porque en su pueblo hay varios miles de soldados defendiendo "la soberanía nacional". Y dice el Heriberto que, cuando sea grande, va a ser chofer de un camioncito y piloto de avión no quiere ser porque, dice, si se le poncha la llanta del carrito, ahí nomás te bajas y te vas caminando, en cambio si se le poncha la llanta al avión no hay para donde hacerse.

Y yo me digo que cuando sea grande voy a ser uruguayo-argentino y escritor, en ese orden, y no crea usted que será fácil porque lo que es el mate, no lo puedo tragar.

Pero no era esto lo que yo quería contarle. Lo que yo quería era contarle un cuento para que usted lo cuente:

Me enseñó el Viejo Antonio que uno es tan grande como el enemigo que escoge para luchar, y que uno es tan pequeño como grande el miedo que se tenga. "Elige un enemigo grande y esto te obligará a crecer para poder enfrentarlo. Achica tu miedo porque, si él crece, tú te harás pequeño", me dijo el Viejo Antonio una tarde de mayo y lluvia, en esa hora en que reinan el tabaco y la palabra.

El gobierno le teme al pueblo de México, por eso tiene tantos soldados y policías. Tiene un miedo muy grande. En consecuencia, es muy pequeño. Nosotros le tenemos miedo al olvido, al que hemos ido achicando a fuerza de dolor y sangre. Somos, por tanto, grandes.

Cuéntelo usted en algún escrito. Ponga que se lo contó el Viejo Antonio. Todos hemos tenido, alguna vez, un Viejo Antonio. Pero si usted no lo tuvo, yo le presto el mío por esta vez.

Cuente usted que los indígenas del sureste mexicano achican su miedo para hacerse grandes, y escogen enemigos descomunales para obligarse a crecer y ser mejores.

Esa es la idea, estoy seguro que usted encontrará mejores palabras para contarlo. Escoja usted una noche de lluvia, relámpagos y viento. Verá cómo el cuento sale así nomás, como un dibujito que se pone a bailar y a dar calor a los corazones que para eso son los bailes y los corazones.

Vale. Salud y un muñequito sonriente, como ésos con los que firma.
Desde las montañas del Sureste Mexicano.




Subcomandante Insurgente Marcos


P.D. de advertencia policiaca. Es mi deber informarle que soy, para el supremo gobierno de México, un delincuente. Por lo tanto mi correspondencia puede ser implicatoria.
Le ruego que se grabe usted el contenido de la presente, es decir, la encomienda que suplica, y destrúyala inmediatamente. Si el papel fuera de chicle, le recomendaría que lo comiera y, masticando, se pusiera a hacer esas bombitas de chicle que tanto escandalizan a las buenas conciencias, y que demuestran la falta de urbanidad y educación de quien las hace.

Aunque hay algunos que las hacen con la esperanza de que una de las bombitas sea lo suficientemente grande como para llevarlo a uno de esa ruta luminosa que, allá arriba, se alarga... como se alargan el dolor y la esperanza sobre el cielo de nuestra América.

P.D. improbable. Salude usted de mi parte, si lo ve, al tal Benedetti. Dígale usted, por favor, que sus letras, puestas por mi boca en el oído de una mujer, arrancaron alguna vez un suspiro como esos que echan a andar a la humanidad entera.

Dígale también, que quién quita y lo de "Marcos" fue por "el cumpleaños de Juan Ángel".

domingo, 10 de mayo de 2009

Durabilidad cuestionada

Tengo una conversación recurrente con una amiga sobre un tema que nunca sabe de conclusiones definitivas sino mas bien de perspectivas personales y fundamentos basados en la experiencia.
¿Cuánto dura el amor? es el bendito punto de debate. En nuestra discusión, ella es la defensora inquebrantable del "dura muy poquito"; y yo, con todos los argumentos disponibles (que casi nunca encuentro), intento disfrazarme de abogado del "pero en algunos casos, puede durar".


Lamentablemente, pierdo la mayoría de las batallas, aunque en algunas he presentado una importante oposición y hasta logré que dude. Igual, tratándose de estos temas, debe entenderse que ninguno de los dos tenemos posiciones fundamentalistas, sino mas bien puntos de vista que pueden encontrarse en algún lugar...
Como en todo debate abierto e inconcluso, cualquiera puede opinar. Y hasta el Negro Dolina se prende con su particular nmirada en esta entrevista.



Para vos, ¿cuánto dura el amor?
Los grandes amores duran una semana o algunos años, pero nunca ocho meses. Ocho meses es la duración de un amor estúpido. Un amor que no tiene ni el encanto de la fugacidad: "Te conocí pasando por Niza, vivimos un romance de tres días y nunca te olvidé". Ni el encanto de la pertinacia. "Fueron tres maravillosos días o una vida". El amor de ocho meses es una porquería.

¿Y no será una gran pasión?
Si. Pero no tan grande porque a los ocho meses ya se te pasó. Es una calentura burguesa. Una calentura de tipos que no son capaces de encender grandes fuegos. Es un fueguito de pequeñas personas. Cuando me echan a los ocho meses yo digo: "Caramba, debo ser una porquería!" Te lo digo hoy que cumplimos ocho meses (risas).

Pero las relaciones siempre tienen un tiempo de impasse, incluso las fuertes.
Un tiempo suplementario. Hay amores que no se deciden a terminar y no son otra cosa que un largo tiempo suplementario. Viven años de idas, venidas, dudas, acomodamientos, esperanzas, reconciliaciones... Pero, en todo caso, lo peor que puede suceder a un gran amor es que no termine al mismo tiempo para las dos personas. Sería fabuloso, pero no sucede así. Siempre hay alguien que sufre y otro que juega el papel de malo. Las dos cosas son espantosas. Pero peor todavía es vivir las dos situaciones al mismo tiempo. Imaginá este escenario: un hombre abandona a una dama que lo sigue amando porque se ha enamorado de otra dama que lo abandona. Este hombre está sometido a las dos peores tragedias del amor.

¿Por qué suceden estos amores?
No sé porque suceden. Hay incendios que se apagan demasiado pronto. A veces no hay que apurarse a terminar con un amor, porque uno corre el riesgo de prolongar el tiempo suplementario. Cuando uno termina con un amor antes de tiempo, después siente ganas de volver, y vuelve quinientas veces. Pero aquí no se agota el panorama. También hay gente que jamás siente que los que han pasado por su vida se han ido del todo. En mi vida ha habido mujeres tan extraordinarias que, aún desaparecido el amor, uno siente que no tiene derecho a perder un ser querido. Después de todo no puede ser que el miércoles te estés revolcando con una persona, jurando amor eterno, y que el viernes sea un extraño en tu vida.



Algunos dicen que la posta la tiene Silvio en un par de frases maravillosas perdidas en este hermoso tema.

Yo?

No, yo ni idea de estas cosas...


martes, 5 de mayo de 2009

Lo importante es el chip mamucha!

Se acuerdan de esta publicidad?
Es increíble que tenga cinco años!



Viéndolo ahora, el comercial es malísimo, pero allá por el 2004 causaba furor aun entre los que no entendíamos muy bien de qué se trataba...
Y no se cuántos eran conscientes de lo que se venía detras de la dulce voz de este nene repitiendo "lo importante es el chip mamucha", al tiempo que ahogaba un Nokia 1100 en la pecera.

Hoy, cuando mi celular se quedó sin batería, y pude recibir unas llamadas gracias a que "lo importante es el chip", se me vino inmediatamente esta publicidad a la mente.

lunes, 4 de mayo de 2009

Debe ser culpa de Mitre


Este país no tiene paz. Superada medianamente la fiebre por la escasez de monedas, al menos en lo mediático, porque circulando no se ven; se comenta ahora (y puede comprobarse) que están desapareciendo los billetes de 2 pesos. Asi como lo lee señora!

Se atribuye la culpa de tal desaparición a un masculino conocido con el nombre de Julián Weich, quien en un nuevo intento televisivo (debe ser el tipo mas perseverante a la hora de fracasar en programas de entretenimientos), vuelve a insistir con el jueguito de la numeración en tales billetes.

No me banco a Julián Weich, no miro el programa que conduce, desconozco la dinámica del juego, y es más, ya no lo soportaba cuando hacía de buen tipo en "Sorpresa y Media", así que no espero demasiado de él. Pero apelo a los productores del ciclo, ¿por qué no usan un poco la cabeza y crean otro jueguito mas original y menos problemático? ¿No se dan cuenta que todas las señoras aburridas en sus casas están amarrocando billetes de dos pesos como si fueran euros?

Los que trabajamos con billetes, y sufrimos la falta de cambio, lo agradeceríamos muchísimo.

domingo, 3 de mayo de 2009

Repeat


Escuchar cinco veces seguidas
ese tema en tu mp4, mientras caminás tranquilo y sin apuro, en una tarde de feriado...
¿Significa que te gustó demasiado o que no querés terminar de aceptar lo que te dice?