viernes, 3 de octubre de 2008

Ismael le escribe a Buenos Aires

"ES DE MADRUGADA"

Es de madrugada, e insomne trato de resumir en unas líneas cual es la deuda que tengo con Buenos Aires. Tarea difícil. Llevo emborronados unos cuantos folios y todo lo que escribo apenas se acerca a lo que me gustaría decir.

Está claro que se trata de una declaración de amor. Por eso me dediqué a la música. Hay cosas que es más fácil decirlas cantadas.

¿Ustedes creen en los amores a primera vista? ¿Acaso existen otros? Así debió de ser el comienzo de este largo noviazgo con esta ciudad que durante estos once años me ha hecho celebrar cada nueva cita.

He visto a esta ciudad transitar cada episodio de su historia como si formara parte de mi propia biografía, porque aun siendo huésped siempre me he sentido como en casa y he mirado con atención y emoción su marcha no siempre feliz por los senderos de estos días inciertos y no siempre luminosos.

He visto a Buenos Aires iluminada por espejismos, por la luz de auroras boreales de cielos ajenos, persiguiendo la quimera de monedas y oropeles inventados. He visto como sus alas ardían con el sol, estallar el falso reflejo de una moneda echada al aire, la ceniza de los sueños ahorrados flotando frente a sucursales y galerías, la mirada perdida en los charcos de Corrientes, el estruendo de cacerolas brillar en la madrugada. La he visto también levantar la mirada, buscar en el fondo de la noche y sus bolsillos la esperanza robada. La he visto soñar despierta…

Quizá BBAA debiera, como dice la canción, hacer un nudo en el pañuelo, aunque después olvide que no ha de ser la única vez. Al menos, como en la canción, sigue cantando, como sobreviviente…

Mi dulce Buenos Aires, empeñada en ser Europa siendo tan tú, tan bella y generosa como única. Has recibido a muchos gallegos, españoles digo, con una generosidad impagable. Sería bueno recordarlo ahora que Europa planea convertirse en una fortaleza inexpugnable para tantos que sólo buscan nuevos horizontes, como los que ofreciste a mucha gente de mi tierra, pueblo olvidadizo que hasta antes de ayer era pueblo emigrante.

Y así diste refugio a muchos exiliados en los tiempos de oscuridad (Alberti, Casona, Castelao). En mi casa se leían los libros de la editorial Losada que no se podían editar en España y que veían la luz a este lado del océano. En aquellos libros descubrí que en lo cotidiano existe un misterio que sólo la poesía nos puede mostrar. Una poesía que uno encuentra siempre en las calles de esta ciudad, en el traqueteo de los vagones de madera de la línea A, en los cables que unen los tejados de las casas de San Telmo, en el trajín de Florida, en las paredes pintadas de Boca, en la mirada cansada de un cartonero que nos recuerda la herida abierta, en los pañuelos blancos que iluminan siempre la Plaza de Mayo…

La música me ha dado la oportunidad de cumplir muchos sueños. Y Buenos Aires es uno de ellos. Un sueño que guardo en los sifones coloreados que alumbran el mercado de San Telmo, en la mirada alerta de las Madres y las Abuelas de la Plaza de mayo, en la voz de tierra y viento de Mercedes Sosa, en la llegada de León a un teatro de la calle Corrientes, en los hornos crepitando de Palermo donde se puede tomar la mejor pizza del mundo, en una milonga que canta malherida, bálsamo y catarsis para una despedida inevitable, en las numerosas e inmensas librerías donde descansa la voz inextinguible de los que fueron eternos, en los portales donde Mafalda soñó la analgesia de un planeta dolorido…

Queridos amigos, en Buenos Aires he vivido. En Buenos Aires he amado, he olvidado que un día fui culpable, he planeado una huida, me he reído mucho, me he sentido acompañado en este viaje por los que hoy son parte de mi familia, algunos aquí presentes, he llorado, consciente del privilegio de haber nacido en la otra orilla he soñado que otro mundo era posible, me he equivocado, he aprendido que aún me queda todo por hacer, me he caído y me he levantado, he soñado. Como digo en Buenos Aires he vivido.

Hasta he visto nevar en Buenos Aires.

Y nada de esto se perderá como lágrimas bajo la lluvia. No suelo olvidar mis deudas. Entre otras cosas para eso se escriben canciones.

La ciudad se convierte en un mundo cuando se ama a uno de sus habitantes, dijo Lawrence Durrell. Entonces Buenos Aires debe de ser todo un universo, o al menos una galaxia de estrellas azules, jóvenes y eternas. Y cuando la órbita de este cometa que les habla cruza su galaxia, detiene el ritmo inquieto, porque sabe que cada instante es un regalo que la vida sólo ofrece a los más afortunados.

Gracias por tanto Buenos Aires.

Su huésped, honrado


Ismael Serrano
...al ser nombrado Huésped de Honor de la ciudad de Buenos Aires en Junio 2008.

1 comentario:

Gra* dijo...

Hola Zimbon!...te dejo mis saludos...te conoci de lejos el viernes en el teatro, yo era la que te saludo cuando saldaste a romi de lejos ja!..bueno, excelente como siempre...
Este viernes que viene vamos otra ves, pero en masa=)
Exitos!!!
Gra*