domingo, 13 de enero de 2008

La función del arte


Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.
Viajaron al sur.
Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:
—¡Ayúdame a mirar!


Eduardo Galeano en El Libro de los abrazos

2 comentarios:

Zimbon dijo...

Mas alla de la ternura que causa y de la pluma perfecta de Galeano, quise ponerlo porque el mar también me genera esa sensación de no poder abarcarlo...

Paranoica dijo...

"Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando."...es una muy linda frase, sobre todo la última palabra.
Uno termina por reflexionar y creer que siempre hay algo desconocido - más de lo que uno imagina - esperándonos para dejarnos mudos de hermosura.

Besos muchos!